domingo, 27 de julio de 2008

¿Donde van los pingüinos del Iceberg?

Hay dos espectaculos fijos en la Expo que se reparten los amores y odios del respetable. Uno es el Iceberg y otro el Hombre vertiente. Hay quien le gusta el Iceberg y no le gusta el Hombre vertiente y viceversa. Y hay quien le gusta los dos y quien no le gusta ninguno. Ambos son propuestas poco corrientes y con un punto de riesgo, asi que lo normal es que haya polémica.

El Iceberg se puede ver -salvo imprevistos, tormentas, ventoleras, etc- todos los dias a las 22:30 en las gradas del Ebro, osea, en la zona acondicionada a la orilla del Ebro. Caben 10.000 personas y se empieza a llenar desde 1 hora antes. El resto de mortales han tenido que descubrir lugares nuevos y buenos para verlo, como los balcones de los edificios Ebro, donde se encuentran los balcones animados. En realidad se puede ver casi desde todas partes. Desde la azotea se ve impresionante y desde el Anfiteatro 43 veia yo el otro dia perfectamente el chorro de agua que aparece en un momento de la historia.

El audiovisual es bastante apocaliptico y aunque el final es esperanzador el regustillo que queda es amargo. A mucha gente no le gusta y es lógico: a nadie le agrada que le recuerden sus puntos oscuros. Una cabalgata traida de Disney con Mickey Mouse al frente habría permitido que nos fueramos a la camita con la conciencia tranquila despues de un duro dia de ver pabellones de paises jactándose de sus buenas prácticas acuiferas.

Aparte del tema, el show consiste en un Iceberg que se abre para mostrar en sus pedazos uans proyeccciones acompañadas de una musica que a mi me encanta. En el centro hay una cabeza humana que va girando y uno de cuyos ojos es una pantalla en la que se ve un ojo de verdad, cosa que crea un efecto muy llamativo. La cosa que nos cuentan va a peor hasta que aparece un señor en cueros(única persona humana del show) que saca agua del suelo y todo vuelve a empezar.

A mi me gustó el Iceberg. Tal vez hay demasiado peso del audiovisual y la cabeza gira demasiado despacio para mi gusto en algunas ocasiones dando al sensacion de que no pasa nada, pero la musica, los colores, ese ojo que se mueve y parpadea como si estuviera atrapado en esa cabeza... y el mensaje que transmite, me gustaron. ¿Demasiado apocaliptico para un fin de fiesta? Tal vez si, pero tampoco está mal acabar el dia con un poco de reflexión.

Pero, vamos a ser sinceros. Las estrellonas de este cabaret no son ni el señor desnudo, ni el bebé del final, ni el ojo...los grandes protagonistas son los pingínos que huyen del Iceberg cuando este empieza a resquebrajarse, con esos elegantes saltos de competición olimpica. Luego se quedan flotando en el Ebro alrededor de Iceberg y no dejan de llamar la atencion del público, que se pregunta:

¿Donde van los pingúinos del Iceberg?

Y como nadie parece preocuparse por su rescate, las hipótesis mas variopintas empiezan a correr por las gradas. Y la rumorología también. Hay quien dice que se ha visto uno en Tortosa y hay quien aventura que ya los subastan en el Ebay. Pero no, la verdad es que esta todo previsto. Al final del Show se procede al rescate de los pinguinos, aunque también se comenta que los primeros dias si se llegaron a perder unos cuantos.

¿Y donde estan esos cuantos?

Pues sabemos del paradero de uno de ellos, al que servidora tuvo la oportunidad de conocer en su nueva faceta de voluntario en una visita que hice ayer a la Plaza del Pilar. Si quereis ampliar su historia, aquí está.

¿Y el Hombre Vertiente? El Hombre vertiente, para otro día, que si los pinguinos tienen historia, el Hombre vertiente es un culebrón.

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